Veo en la inmensidad inescrutable del silencio, hasta el dia que tu puerta la dejas abierta, herida en la carne del sueño y ahi, por ese pedazo de noche y algo de luz comienza a desdibujarse un canto de luna, lo que de río queda, magicos rubores de albahaca, las estaciones del jazmin.
Darío Villegas
jueves, 29 de octubre de 2015
Voy a irme junto a la canción esa que se te empapo en los bordes del mundo sin tiempo hilare un ramo de voz donde tu boca en cada remanso todos los días con alma estoy aprendiendo a decir solo hoy a saberte el aliento a enebro los petalos azucarados hace rato que el cielo me sorprende de colores nuevos ahí en los limites de la tarde y una noche por vez me toco cada región del sendero y nace una bocanada de jazmín con esa lunavos entonces me detengo en las pupilas, ahí fuego hasta desandarme tierra y serme nube todos los vuelos de cada pájaro me gusta decirme río en la hora exacta donde el sol se duerme para que te me vengas me atercipeles ronroneos acompases flujo y reflujo pinceladas plateadas acurrucándose sobre mis lineas de agua
Dario Villegas
miércoles, 7 de octubre de 2015
Escribo
la carta donde me voy
esa declaracion de puentes rotos
antes del despertar
un silencio inabarcable
perspectiva
adulterada entre dias ciegos
los que fueron, algunos
que vendrán
acá en este himnario de
papeles oscurecidos
envoltorio de pajaros arrancados
en
esta extinción de países redescubiertos
adrede
latitudes placiendome
una vez
al
rato
y después
ya nunca.
Elijo descalzarme de
cuerpo entero
no quedarme lo impropio
juegos de letras que
se arrebujan entre palabras
sin dicente,
disonancia estéril
altares de lo inconcluso
reviso
pausadamente cada bitácora
lo extenso del tiempo en
tiempo
madriguera
abandonada
espejo irascible donde escribí ayer
cada
vez ayer en otros relojes
entre comisuras de cuadrantes sin
estrellas
dios no existe, dios ha muerto
lo reescribí en
cada huella huérfana
sembrada en los laberintos sin
despues
un dolor inobjetable, donde nada se guarda
hasta el
olvido se pierde.
Dario Villegas
miércoles, 23 de septiembre de 2015
No
te deseo mejor, ni bueno
quiero ahora...
que no mueras
jamas
que en tu carne se seque la vida
durante todos los
segundos malditos
en estos relojes históricos
donde
la infamia de cada vida dilapidada
se armo ese futuro
porvenir
incongruente
le pido a los días que son y los
que serán
que cada cuerpo que ahogas
que cada plato
que vácias
esa madre que haces sangrar
donde nuestros
hijos sangran
te sean amontonados en tu desalma
que cada
amanecer el pan se pudra en tu no mesa
toda voz te sea negada
la
mirada miserable, sea tu ver sobre el tiempo y los mundos
cuando
llegue la vigilia te sorprenda retorcido en tu miseria
que cada
vez nazcas en las manos de la guerra
en ese bombardeo
que paris sobre la tierra
toda bala se entere en tus
entrañas
en tu boca un río y toda agua se
envenene
que sea nuca sol y jamas lunas
regandose en
tus noches cada noche.
Darío Villegas
Se
que hay días en que se me abre un pozo sin voces
buenas
justo en ese costado, lugar de soles, a veces río
los
gritos de una noche se enjambran en todos
y cada muerte
prolifera su descendencia de peste
los que no ven, no
entienden un cuerpo abierto
hollan cantos, sacralidad de
bocas
envenenan remanosos
lo sagrado por la sed
verdadera
se derrama, corre sin piedad
se atraganta de
dioses con hombres santos
al amanecer amasan su golem
ocultan
sus luces tras los cristales
en cada mundo sin rostro
en
esa hora maldita
a todos los pajaros se les muere el vuelo
se
entierran una silencio de piedra
durante cada vigilia sin
luna
olvidan el retoño del jazmín
regresan a tiempos
lejanos
donde en las palmas manos
florecen vientos de
cambio
en esa tierra de las mil danzas
el día se abre
hasta
parir libertad verdadera.
Darío Villegas
imagen: castillo del olvido
lunes, 21 de septiembre de 2015
Vuelo ahí en
la tarde amacandose en
tus ojitos
dibujándole juegos
de mazapan y luna temprana
ahí me
quedo, elijo tus alas
para no decirme el mundo
las garras
del tiempo ciego.
Encharcarme en
cada color para el viaje
vestirme hasta florecer una tarde
esta
donde todo ilumina
es tan fácil arrancarse
en este ahora
los gritos de cada clepsidra
esos mantos de
fuego negro que sembró la
peste
donde cada juego se quedo ciego, porqué si
es
domingo
como cada domingo
no tienen cruz
ni
dios
ninguno
solo ese ángel tuyo
los
pasitos sobre el aire
ese conocimiento silencioso
que
nos prohibió el hombre
junto
con las canciones libres
cada día diciendo
hoy sera mañana.
En este ahora, donde la pelota rueda
donde
un tobogán libera
hombres
cansados
vidas a medias y medias vidas
te robas las
sonrisas
esas que se llevaron los dueños de todo
las
recuperas una a una
me las renaces en los labios del
alma
y seguís sembrando
la tarde
con tus pajaritos de tiempo nuevo.
Darío Villegas
Vení en
este rato que le queda a la noche sin fondo
llega así,
dibujandote cada buen gesto
plegaria guacha,
ritualidad inespinada
donde nadie se asfixie de cruz
ajena
amputame la muerte que me dejo crecer cada
vez
por que en alguna esquina sin ángel
derrape,
obnubilado por la jeta de algún dueño
se me escapo
un camino donde todos
no se que amanece, al fondo del
cielo
robame la muerte ajena crepitandome en el
lomo
estigmas de buen santo
encharcandose en el
urinario de los dioses
recordame como es blasfemar con buen
gusto
limpiarme el culo con esas banderas que separan
rompen
en pedazos el porvenir de libertarios
vamos al camino
de agua
ese río tan marron
lugar de dejarse el
alma puesta
ese inconmensurable charco
donde los que se
cansaron del acá y ahora
abrieron la ventana de mirar
sin futuros
y aun están cada vez en un hoy
continuado
sentados en la orilla del mundo
donde los
relojes se quedaron mudos.
Darío Villegas